EL TREN DE LAS 3:10 (3:10 to Yuma)

Un forajido es atrapado, su banda hará todo lo posible para rescatarlo antes de que llegue el tren de las 3:10 con destino a la cárcel de Yuma.

Un argumento clásico de los westerns para este remake del clásico de mismo nombre que interpretó Glenn Ford en 1957. Tiene todos los elementos del original y de cualquier film de este género: desierto, polvo, emboscadas, tiroteos, salones, un granero que arde, robo de ganado, un bueno testarudo, tipos duros, tipos aún más duros y un tiroteo final memorable.

Los tiempos han cambiado y el Oeste americano ya no es tan limpio como lo era en las pelis de los 50 ni los vaqueros son tan honorables. Esta peli sigue la línea los westerns de Sergio Leone y otros más recientes como Sin perdón u Open Range. El estudio de los personajes es un poco más complejo y entre tiroteos se tratan temas como el honor, la religión, la figura paterna y el deber.

Las interpretaciones de Russel Crowe (el malo) y Christian Bale (el bueno) están muy bien y la peli vale la pena sólo por ellos. La extraña relación de odio y admiración

mutuas que se establece entre sus personajes me pareció interesante aunque al final no me crea el desenlace. También me gustaron las interpertaciones de Ben Foster en su papel de sádico pistolero y el mítico Peter Fonda. El penoso Luke Wilson también aparece pero es poco rato y no molesta mucho.

A mí me gustó y pasé un rato entretenido. James Mangold no es un gran director pero cumple cuando tiene un buen guión y a veces hace pelis correctas como En la cuerda floja. El tren de las 3:10 no es ninguna obra maestra (por mucho que lo digan los críticos americanos) pero te hace creer que aún queda hueco para el western en el cine actual.

6,5

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