LA BATALLA DE SEATTLE (Battle in Seattle)

En un mundo globalizado y controlado por las multinacionales ¿tiene sentido luchar por algo?

La película narra los acontecimientos ocurridos en la cumbre de la Organicación Mundial del Comercio (OMC) en Seattle en el año 1999. Miles de manifestantes pacíficos tomaron la ciudad cogiendo por sorpresa a las autoridades. La situación se fue de las manos, los actos violentos de los radicales y las cargas policiales fueron la espoleta que generó el caos.

Mantiene un tono casi documental muy conseguido pero no llega a ser imparcial. Ya desde los títulos de crédito te deja bien claro contra quien va dirigida esta película.

Aunque narra los hechos desde distintos puntos de vista: los políticos, los ponentes de la cumbre, la policía, los medios de comunicación, los ciudadanos de a pie, los manifestantes, etc toma claro partido por los manifestantes y el movimiento antiglobalización. Del resto de los implicados sólo aparecen realmente perjudicados (o como los malos de la peli) el OMC y los políticos. Los poderosos, vamos. Supongo que esta película te gustará si compartes esa ideología. Si eres un neoconservador capitalista (o votante del PP) supongo que la peli no te gustará nada.

La dirección es correcta, Stuart Townsend es un pésimo actor, sus interpretaciones en La liga de los hombres extraordinarios y La reina de los condenados (vaya bodrios) son terribles pero parece ser que el tipo tiene interesantes e insospechadas motivaciones políticas. Su primer film como director nos hace soñar con que se retire de actuar de una maldita vez y se dedique a dirigir (y que se lleve a Ben Affleck con él).

Las interpretaciones están bien, Charlize Theron demuestra otra vez que es mucho más que una cara bonita. Del resto del coral reparto yo destacaría a Michelle Rodriguez, André Benjamin(del grupo Outkast) y Woody Harrelson.

La película está bien (aparte de ideologías más o menos compartidas), entretiene y es didáctica. Tiene momentos de agobio, tensión, rabia y dolor bastante conseguidos. Aunque la sensación que predomina en toda la cinta es la de la impotencia. Impotencia frente a unas organizaciones que deciden el destino de millones de personas y frente a las cuales sólo nos queda la pataleta.

Salvemos a las tortugas.

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